Ahora que todo reposa y las fuentes rebosan orgullo en toda la península y creemos en una salida triunfal del averno...
Hombres y mujeres escupen el grito a la noche, niños asustados agitan banderitas bicolor aturdidos, una, dos y tres, lo vuelven
a hacer y lo harán hasta que regresen dormidos sobre el hombro de un adulto, considerándolo como tal en su lejana muerte
cuando en la corona rece así: "TUS HIJOS Y FRACASOS NO TE OLVIDAN".
¿Ves? a estas horas (04:07) la musa ha decidido venirse un rato, es invisible y no tiene nombre, pero es bienvenida, le gusta
que hoy ponga a los Jacksons 5 y no se siente impresionada por como mire o deje de mirar los puntos de vista cotidianos.
Me gusta, me cae bien pero se largará por la ventana del sueño cuando apague la luz y caiga aletargado. Piensa en irse a otra
ciudad, le gusta donde está pero no está cómodo, todo pinta igual y ya los rincones asfálticos le traen malos recuerdos a cada
paso que da. Los demonios interiores están de vacaciones, le gustaría que no volvieran pero regresan con souvenir bajo el
tridente, su tez roja se vuelve negra al contacto con el oxígeno y como todo lo que arde... aprenderé a apagarme.
Las chicas rotas son un imán de motitas con pene, hay motitas casadas, solteras, divorciadas, viudas y con vidas austeras, pero
pierden el vuelo por el polvo conjunto... quince, treinta, una hora.... y si son cinco minutos salen satisfactorios de haberse dado
un festín de carne y aroma dulzón como es el azufre el aire que expulsan. Engañan y te hacen creer que ellos son el acierto, que
bien si has errado tiene otra mota con pene que puede hacer el apaño, pero que al final... ellos creen ser la motita certera
conocedora del embrujo chamánico del accidente emocional llamado amor y del trance sexual.
Pero no son más que eso, dust in the wind, piezas sin completar queriéndote hacer creer que ellos son la mejor apuesta en el
mercado de la carne. Te vendes caro, pero tu mercancía es barata.
Oh Lord... me acuerdo de ti agarrando el crucifijo cuando ni cardenal, párroco y cura deciden violarme por la gracia de Dios.
Oh Lord... yo que te canto saetas arrodillado sobre mis mejores galas bajo el sol de la arcaica ignorancia.
Oh Lord... yo que te defiendo con dagas de sangre y balas de plata...
Oh Señor... me fustigo y me castigo, de tu carne me apropio y de tu sangre bebo en el pos de una vida mejor.
Oh... ¿por que siendo buen cristiano, casado por la iglesia, cicatrizas memorias bajo la tierra y fustigas mis pecados con dolor?
En el retrato muéstrase feliz de negro, pues sin saberlo estaba yendo de luto, al lado, de blanco, su esposa, sin saberlo era un
grillete con llave perdida. Un marco de latón rodea la instantánea sobre un mueble de contrachapado grueso, al lado, las sonrisas
se cuentan por varias, sonrisas a golpe de "patata" y "whisky" son actores secundarios de una pantomima circense donde el jefe
de pista va de blanco y el payaso habla de felicidad y eternidad. Tiene miedo de ser devorado por el león del arrepentimiento pero
chasquea el látigo tembloroso creyendo en que todavía puede mantenerlo a raya, solo eso, a raya... chas chas chas... el es devorado
por el felino mientras los presentes aplaudimos tan magno espectáculo y lanzamos rosas espinadas a su deshilachado cadáver.
Los ojos de la viuda son cubiertos por un velo de sangre, sus hijos la acompañan preguntando donde está el domador y donde
el payaso, si esos restos de carne putrefacta son de una buena persona o de un cabrón, si ellos terminarán igual, si mañana volverán.
Las princesas encamadas creen conocer al escritor, las princesas amadas son presas del pánico cuando les sobrepasa la impresión
y se lamentan de cometer el error, de mirar a las personas como cristales y no como eso... como espamos eléctricos dentro de un
océano de etapas y visitas al hospital cuando ello lo requiere. Todas tienen distinción y son princesas por un día en el reino de la
erótica exaltación. ¿Por un día? ellas sabrán si son merecedores de un reino vitalicio o temporal, pero un reino bien llevado sin
corona ni cetros... con bufonees en la corte de la carne y sudor, de espías de entrepierna intentando entrar en tú interior.
Se aterran... son bien tratadas por el brazo sentimental del que escribe, pero se sueltan y les entra el pánico... les entra terror,
de nuevo al separarse encuentran motitas con pene que les ofrecen un vulgar escaparate, ellas giran su cara hacia el escritor,
le piden por favor que les ayude pero el reino se ha terminado, es hora de amarrar las riendas de la razón y cabalgar... lejos.
Far, far away...
La muerte del ídolo, el premeditado camino hacia la morgue del salvador... ayer era una ventana abierta a la esperanza,
hoy es un salto en caída libre sin vislumbrar entre nubes un final estrellado. Todo termina por explotar y lo que sube termina
por bajar, como las motitas... hablan y te susurran... te mienten y te manipulan... te inyectan su veneno poco efectivo
para hacerte pasar noches atada de corazón y boca... gimiendo atacados mientras disfrutan de lo que persiguen, la carne y la crueldad van de la mano, de tormentas y lamentos, de ratas y sentimientos.
Motitas con pene, vampiros casados... reales fracasos son bastardos...
Mismos alumbramientos, idénticos arrepentimientos.
Patadas de libro, recitales de categoría.
Hoy me marcho como el púgil sabedor de sus fracasos y de sus derrotas,
de los ganchos de izquierda por recibir y los besos... algunos.
Charly.-
Owen Stewart. Done And Dusted
Hace 17 horas
1 comentario:
muy interesante tu blog, si señor, ya tienes otro seguidor
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